Pages

  • Página principal

viernes, 6 de abril de 2012

ENREDADOS

Dicen que cuando entras en la red ésta te atrapa impidiéndote salir por completo, aun si quieres hacerlo. Una vez que el usuario pisa Internet su huella quedará ahí para siempre. Esto es un problema; un ataque a la seguridad de los usuarios en muchas ocasiones, con el que hay que tener mucho cuidado. Ya lo hablábamos en la entrada que trataba la política de privacidad de Google: la que precisamente nos incitaba a mantener siempre los ojos bien abiertos, ya se sabe, por lo que pueda pasar.

En internet hay numerosos ataques a la seguridad del usuario que deambula por su compleja estructura de redes. La ingeniería social que desarrolla técnicas para engañar al usuario es cada vez más eficiente.

Existe correo basura (spam), la gran mayoría de los correos recibidos son de este tipo. Para reaccionar contra ellos existen filtros que impiden el paso pero que en ningún caso son totalmente fiables.

Los bulos (hoax): que manipulan, confunden al usurario y le incitan a hacer del correo una cadena imparable: siempre piden al final que lo renvíes con la excusa de ser un aviso importante de amenaza de virus o de un nuevo tipo de delito. Muchas veces no es más que un chantaje emocional destinado a la expansión. Contra ello, para evitar ayudar a los spammers y la saturación de la red, el camino es sencillo: no renviar, interrumpir la cadena.

El más habitual es el correo fraudulento (phishing). Trucan la dirección de correo para que creas que quien te envía el correo es tu banco. Alguien te escribe en su nombre avisándote de que necesita que introduzcas la contraseña y, una vez conseguida ésta, tiene la capacidad de usar tu dinero a su antojo. Ante tal peligrosidad la advertencia es una y bastante clara: no introducir una contraseña en una página a la que te lleve un e-mail.

Los virus informáticos: capaces de reproducirse a sí mismos (gusanos) y, a veces, con una carga dañina añadida (payload).
El troyano opera de manera distinta: entra en el sistema de forma aparentemente inofensiva y una vez dentro, se activa y abre todas las puertas del sistema al atacante.

El spyware, por su parte, son programas que se instalan sin el consentimiento del usuario y se dedican a recabar información del mismo.

Contra todos estos virus: antivirus. Monitorizan el sistema para evitar la entrada de virus conocidos y eliminar los ya contraídos por el mismo. Comerciales o gratuitos; pero, en cualquier caso, han de actualizarse periódicamente.

http://www.youtube.com/watch?v=natrpUAZmKY

Además, en defensa del usuario y su seguridad encontramos el cortafuegos o la criptografía. El primero controla la entrada (quien entra y cómo) y la salida (conexiones externas posibles) del ordenador. La criptografía, mientras, estudia la forma de cifrar la información para que solo pueda ser escrita y leída por su destinatario real.

Además, encontramos altos riesgos en un marco cada vez más boyante: el de las redes sociales.
Casi todo el mundo tiene una, casi todo el mundo se pasa una gran parte del día pendiente de ellas y de sus novedades. Pero, ¿sabemos qué hay más allá del click que nos permite subir una foto o mandar un comentario a nuestro amigo contando dónde voy a estar esta tarde a tal hora? Si nos paramos a pensarlo… asusta un poco, ¿no?

http://www.youtube.com/watch?v=TnNEZdxwFmg

VILLAR RECUENCO LÓPEZ
2ºDE PERIODISMO

5 comentarios:

Grupo Blog dijo...

Montserrat Díaz Santos
2º de Periodismo
Yo creo que lo que ocurre es que no tenemos una “cultura” de la seguridad en Internet. La sociedad en que vivimos nos ha enseñado desde que eramos pequeños unas reglas básicas de protección de nuestras pertenencias en la vida “real”: El gesto de cerrar la puerta de casa, la forma en que reaccionamos cuando nos aborda un extraño por la calle, son comportamientos que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida. En cambio nuestra experiencia con Internet es muy breve y quizás ni nuestros padres ni nuestros profesores nos dijeron que medidas de precaución debíamos tomar en nuestra vida “virtual”.

Realizar acciones delictivas a través de Internet requiere unos conocimientos técnicos sofisticados que no puede realizar cualquiera, así que en el fondo la red es igual más segura que nuestra vida “real”, solo tenemos que aprender lo que podemos y lo que no podemos hacer y saber qué medidas de seguridad tenemos que tomar siempre que entramos en la red. De hecho hay programas de ordenador gratuitos y fáciles de usar que permiten a cualquier usuario la encriptación de sus mensajes de forma que queda garantizado que el destinatario será el único que reciba esa información.

Además los certificados y firmas electrónicas son una forma de garantizar la identidad de los sujetos en las operaciones telemáticas. Y por otro lado los sistemas de almacenamiento de datos y su protección frente a accidentes fortuitos o ataques intencionados son más fáciles, baratos y seguros que las cajas fuertes o cámaras de seguridad.

DDB dijo...

Para nuestra vida virtual creo que hay que tener un poco de sentido común. Como en la vida real. Como dice Montse, para hackear cuentas o introducir virus en un ordenador hay que tener conocimientos específicos, pero quien entra en nuestra casa a robar también debe poseer habilidades de las que el resto carecemos. Por lo tanto, en el fondo es una forma de vida paralela, y en ambas el raciocinio es la base de actuación.
Tampoco tenemos muy en cuenta los avisos que nos dan. El banco siempre nos especifica que nunca mandará correos electrónicos para pedir contraseñas (ni para nada). Y cuando nos llega uno lo llegamos a dudar.
Siempre pensamos que a nosotros no nos va a pasar que nos hackeen la cuenta bancaria, igual que tampoco pensamos que nos vayan a robar un sábado por la noche. Y sin embargo todos estamos igual de expuestos.
Para ello las medidas son fáciles. Tal vez para niños o personas más mayores, en los que impera la inocencia, sea algo más peligroso, pero para gente joven y adulta no debería ser un hándicap.
Está claro que nuestros padres tienen incluso menos idea que nosotros. A fin de cuentas la generación de las nuevas tecnologías es la nuestra, por lo que tal vez seamos nosotros los que tengamos que eneseñarles a ellos el manejo correcto de internet.
Por supuesto, al igual que ponemos cerraduras en nuestra casa, necesitamos de sistemas informáticos para protegernos. Y todos lo sabemos, y si no, hay miles de herramientas que nos enseñan a usarlos.
Aquí os dejo un enlace que demuestra que la brecha digital es posible que nosotros mismos la reduzcamos.
http://www.antena3.com/viveconectado/actualidad/-noticias-vive-conectado/google-permite-hijos-ensenar-sus-padres-usar-internet_2011010200022.html

Grupo Blog dijo...

Marta Gamella
2ºPeriodismo-Historia

Es cierto lo que dice Montse de que el problema es la falta de conocimiento sobre la seguridad en Internet. En mi caso,por ejemplo,esta entrada me ha servido para conocer "algo" porque admito que no tengo ni unas ideas básicas.
Creo que por norma general, ni a nosotros nos apetece conocer todo esa información necesaria porque pensamos que a nosotros eso no nos va a pasar, que nosotros no abrimos cualquier cosa,etc,etc., ni se nos ha explicado nunca lo suficiente.

Obviamente, somos nosotros, los que tendemos a utilizar Internet, los que deberíamos molestarnos en adquirir esos conocimientos. No tenemos conciencia de todo lo que puede pasar, de los daños que puede conllevar.
Hoy en día que la sociedad está tan acostumbrada a conectarse a la red, deberíamos pararnos a pensar cómo protegernos.

Sonia de la Cal dijo...

Me parece increíble que existan tantísimos virus y formas de atentar contra nuestra seguridad en la web. Al fin y al cabo, un sitio que puede llegar a ser tan útil como Internet no debería suponernos ningún peligro.
De todos los virus mencionados en este artículo, me ha llamado muchísimo la atención el phishing; trucar la cuenta de correo electrónico al enviarnos el mail para que creamos que quien nos lo envía es nuestro banco y, así, que le facilitemos información para poder acceder a nuestras cuentas me parece algo increíble. Sin embargo, estoy acostumbrada a meterme en mi cuenta y ver decenas de mensajes de publicidad o de cadenas tontas que anuncian que si no lo reenvías a un cierto número de personas te ocurrirá algo. La verdad es que siempre hago lo mismo con ellos, los selecciono todos y los borro.
Por otro lado, me parece que a los que primero hay que proteger dentro de la web es a los niños. Para muchos de ellos, Internet supone un mundo nuevo donde pueden navegar a sus anchas compartiendo información con extraños sin darse cuenta. Aquí, los padres deben tomar cartas en el asunto, deben mentalizarse y mentalizar a sus hijos de que Internet es muy útil y puede ser una herramienta de ocio divertida, pero también tiene peligros ocultos. Así, tienen que limitarles la navegación, bloquear el acceso a ciertas páginas, controlarles cuando lo estén usando, etc.
Finalmente, hay miles de formas de proteger nuestros ordenadores y nuestra intimidad. Está claro que los hackers se las apañarán para inventar nuevas formas de inmiscuirse en nuestros asuntos y recaudar información, pero debemos estar atentos e iniciar una férrea lucha contra ellos. Como dice Marta, no tenemos conciencia de todo lo que puede pasarnos una vez iniciemos nuestro ``viaje virtual´´, por eso debemos ser responsables y buscar alternativas que nos aseguren cierta tranquilidad en la red.

Grupo Blog dijo...

Villar Recuenco López
2º de Periodismo

Yo personalmente peco tanto de no conocer como de no confiar. Asique hago como Sonia: seleccionar y borrar.Muchas veces es la mejor opción.

Pero la cosa no queda ahí. Todos tenemos cierto rechazo a e-mails sospechosos, o a algo amenazante que pueda rondar nuestro PC y afectar a su óptimo funcionamiento.
Pero, como he querido demostrar con la entrada, las redes sociales también son tremendamente peligrosas. Y más aun porque creemos conocer y lo de "selecciono y borro", además de que es insuficiente porque la huella siempre queda ahí, no lo creemos necesario. A mí eso me da el mismo miedo que troyanos o correos basura, o más.

Publicar un comentario